Gracias a todos por los comentarios vertidos, en general bien fundados a pesar de las limitaciones de las primeras fotografías. Felicidades a Carlos Santonja por haber reconocido la glándula tan tempranamente (medalla de oro) (plata y bronce para Emilio y Romualdo) (mención de honor para los demás).
Como bien nos llama la atención Víctor Leonel, la fotografías están puestas en el orden inverso al que habitualmente vemos al microscopio, se han puesto así expresamente, para que el ojo intente descubrir detalles. Volviendo el ejemplo del árbol, estaremos de acuerdo en que si reconocemos el árbol desde lejos, por la forma, a lo mejor estaremos poco interesados en reconocerlo por las hojas o las flores, pero si de entrada nos piden que lo reconozcamos por estos detalles mostraremos más interés en ellos.
Les voy a presentar la glándula de Bartholin, para quien aún no tenga el gusto de conocerla.
Son dos glándulas, derecha e izquierda, cada una tiene el tamaño aproximado de un guisante. Se encuentran detrás del orificio vaginal, por detrás del músculo bulboesponjoso, del bulbo vestibular y del músculo transverso perineal profundo
Figura_9 .
Secretan una pequeña cantidad de moco, que ayuda a lubricar los labios vaginales y el vestíbulo durante la función sexual. A este líquido que también contiene feromonas, los franceses le llaman “cyprine”.
Sus conductos excretores miden 1-2 cm de longitud y 2 mm de grosor y desembocan en el vestíbulo vulvar a ambos lados del orificio vaginal a las 4 y 8 horas.
Descripción de Gray en su “Anatomy of the Human Body” de 1918: “Between the hymen and the frenulum of the labia is the fossa navicularis, while in the groove between the hymen and the labium minus, on either side, the small opening of the greater vestibular (Bartholin’s) gland can be seen. These glands when enlarged can be felt on either side of the posterior part of the vaginal orifice”.
Deriva del seno urogenital (cloaca persistente). Sus equivalentes en el varón son las glándulas de Cowper (glándulas bulbouretrales).
Las glándulas vestibulares menores y las de Littré (uretrales) son iguales, pero lógicamente, más pequeñas y menos estructuradas.
Los acinos mucosecretores se disponen sin una lobulación clara en un estroma fibroso bien inervado y vascularizado y típicamente con fibras de músculo liso entre los acinos
Figura_10 . Los núcleos de las células mucosecretoras son pequeños, esto, unido a que el citoplasma es bastante grande y que las células no se colocan uniformemente, proporciona una característica imagen en la que llama la atención la parquedad de núcleos, en comparación con otro tipo de glándulas donde se suelen ver en corona (en los cortes transversales tampoco se ve el típico y regular patrón de panal de abeja que se ve en otras glándulas). Las células de los pequeños conductos (también mucosecretoras) son más altas y delgadas, de tal forma que sí se ven los núcleos dispuestos en corona. Conforme se van haciendo mayores los conductos, están revestidos por epitelio mucinoso, primero doble y luego estratificado, que se va transformando en epitelio transicional
Figura_11 y finalmente, ya cerca de la desembocadura, en epitelio escamoso no queratinizante. Alrededor del conducto se pueden ver algunas células de músculo liso sin la disciplina que requiere una capa muscular.
Es usual de esta glándula ver como se inicia la transformación en células no mucinosas en los conductos pequeños
Figura_12 e incluso en los acinos, en forma de pequeños islotes.
En experimentos con ratas a las que se les ha administrado Viagra (sildenafilo) se ha visto que presentan una importante hiperplasia, pero no se ha encontrado explicación.
Se le atribuye el descubrimiento a Caspar Bartholin, (1655 -1738) “el joven”o “secundus” (Gaspar Bartolino en español) (Figura 13) anatomista danés hijo y nieto de grandes anatomistas, su padre Thomas Bartholin fue considerado el mejor de su época. El descubrimiento de la glándula se le atribuye en ocasiones erróneamente a su abuelo, Caspar Bartholin “el viejo”.
A los 19 años, Caspar era profesor de filosofia en la universidad de Copenhague, después viajó durante 3 años por Europa y tuvo la gran fortuna de coincidir durante su estancia en Paris con Joseph Guichar du Verney (1648-1730), gran anatomista francés, considerado el fundador de la otología, al que la literatura francesa le atribuye el descubrimiento de la glandulae vestibularis major.
De vuelta a Copenhague para ocupar la plaza de profesor de anatomía, a los 21 años, describió la fisiología de la glándula vestibular mayor (fácil de deducir), razón por lo que más tarde se la conoce por su nombre.
Otras biografías mencionan que fue descubierta por los dos jóvenes anatomistas (Joseph y Caspar) en una vaca (así cualquiera, con todo más grande). También se la conoce, aunque más raramente por glándula de Tiedmann (bien Emilio).
Cuando mencionamos el conducto de Bartholin, hay que pensar, además de el que corresponde a la glándula vestibular mayor, en el conducto mayor y más largo de las glándulas sublinguales (también descubierto por Caspar “el joven”).
La condición patológica más frecuente de la glándula es el quiste del conducto. Pero se han descrito otras muchas enfermedades como son: Abscesos, inflamación, hiperplasia, hiperplasia nodular, adenomioma, adenoma, papiloma del conducto, adenocarcinoma, adenocarcinoma mucinoso, adenocarcinoma de células claras, carcinoma de células pequeñas, carcinoma adenoide quístico, adenocarcinoma de células basales tipo glándula salivar, carcinoma de células de Merkel, carcinoma de células escamosas in situ e invasor, endometriosis, sarcoma mixoide, sarcoma epiteliode, carcinoma de células transicionales, malacoplaquia, tuberculosis, linfoma no-Hodgkin y metástasis de carcinoma de mama y renal.