Las lesiones fibrosas y/o cementantes, comunes en los maxilares (fibroma cementante, cementoblastoma, cementoma o displasia cemental periapical, cementoma gigante), son poco frecuentes en los huesos largos. Friedman y Goldman (
1) describieron dos casos, en el húmero y en el fémur, de lesiones fibro-óseas benignas con esférulas calcificadas, que tienden a confluir formando áreas irregulares, de un material que recuerda al cemento, y que denominaron “cementoma” de huesos largos. El cemento, acelular, es similar al cemento dental (
2). Aunque este tipo de material se ha descrito en relación con quistes óseos solitarios (
3), los “cementomas de huesos largos” suelen mostrar, desde el punto de vista radiológico, una imagen lítica expansiva con calcificaciones centrales (
4). El hecho de que el cemento, entremezclado con el tejido fibroso, adopte una morfología de “esférulas”, ha hecho que algunos autores se refieran a estas lesiones como “lesión fibro-ósea con esférulas calcificadas” (
5,
6,
7), representando, como algunos comentaristas han remarcado, una forma de “displasia fibrosa”.